¿TODO DICIEMBRE FUE MEJOR?


Le dije que me escribiera sobre la espalda, que me escribiera sobre la espalda los nombres de sus hijos, yo percibiría la negación perfecta de su tacto. Me llenaba la cabeza de pajaritos recién nacidos, chillones y melancólicos, chillones y melancólicos sus pajaritos recién nacidos. En ese entonces cinco años nos separaban, una sábana sucia utilizada por otros e imágenes muertas usurpando la caparazón de su lengua. Con él jamás lloré o lamenté temerle a los puentes, cada santo de mi casa le pertenecía. Quitó el fracaso de la última historia, con eso la voz del padre, sus raíces. No, no es la destrucción legítima de una ruta pasada o el resto de un corazón que jamás se tejió, son los silencios de este diciembre, la no - patria que agita su cuerpo.

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